SURGIMIENTO DEL CAMINO DE SANTIAGO

EL ORIGEN DEL CAMINO DE SANTIAGO

Alfonso II (monarca de Asturias en el siglo IX), se encontraba en Oviedo cuando encontraron los restos del Apóstol Santiago, tal fue la importancia del hallazgo, que el propio monarca se movió desde el lugar donde se encontraba para poder comprobar con sus propios ojos que este hecho era verídico,  siendo el primero en realizar un tramo del que hoy conocemos como Camino Primitivo y convirtiéndose, por casualidad, en el primer peregrino del Camino de Santiago.

Una vez que se aseguró del hallazgo de los restos del Apóstol, el propio monarca ordenó que en ese lugar se construyera un sepulcro para que todo aquel que lo deseara pudiera rendirle culto, comenzando desde aquel momento las peregrinaciones desde todos los puntos de España y buena parte de Europa.

La popularidad del sepulcro del Apóstol crecía cada vez más con el paso de los días y en tan solo un siglo más tarde miles de peregrinos de todas partes de Europa realizaban largos trayectos para poder visitarlo. Esta afluencia de peregrinos provocó que tanto el clero como las familias más nobles adecuaran los antiguos caminos y calzadas romanas, y construyeran puentes, hospicios y hospitales a donde los peregrinos podían acceder.

Sin embargo, al llegar el siglo XIV el número de peregrinos y la popularidad del Camino de Santiago descendió, debido a los problemas económicos y políticos de la época.

No fue hasta 1884 que el papa León XIII declaró que los restos encontrados realmente eran los del Apóstol y se nombró la ruta jacobea como Patrimonio Universal de la Humanidad

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